Las tardes de las estrellas son pocas a luz de día
El mundo me trago como cuando te hundes en arena movediza, como cuando el sueño te gana, como cuando te ahogas. Lo normal se me metió en las venas a la fuerza como el líquido de una inyección. No lo quería así, pero cuando decides dejar todo para sentirte normal y tratas de bajar tu perfil hasta que tu propia presencia se vuelve imperceptible ¿Qué más queda? Mi cuerpo esta repudiando mis decisiones, me esta atacando, la falta de pelea y carne me ha hecho un alma débil. Hace un tiempo que no he me hundido en todo lo que estudiaba lleno de misterio, ni siquiera he saciado mi sed de escritura. Ayer encontramos la llave con el Demian, estaba guardada. Yo la creí perdida. Fue genial conversar con él de muchas cosas que no puedo hablar con nadie. Rememorar ciertas cosas, hacer conclusiones de otras, saber que puedo atravesar una pared a esa extraña cuarta dimensión. Le conte de una chica que conocí cerca del cementerio, de un niño de una casa que esta a la venta camino a clases. Mirar la