- One-shot sin matices reales, solo usé los personajes porque estaba metida en unos asuntos griegos y porque estaba empachada con el nombre Teseo - No puedo rememorar de manera explicita la primera vez que Teseo amo mi cuerpo, pero puedo decir que eso era mi anhelo desde la primera vez que lo vi. El cuerpo de un semi-dios puede ser algo indescriptible, la piel suave, los músculos fibrosos, los dedos algo callosos de tanto usar la espada, los labios rosados, su cabello ligeramente ondulados. Teseo era mi sueño incumplido. Lo veía desde lo lejos, ayudando con sus armas, sabiendo que jamás voltearía a mirarme. Era un escudero, entregado a nuestros dioses. Pedía a Atenea cada día, que sino podía tenerlo, por lo menos me permitiera estar a su lado, ayudarle...serle útil. Aprendí de venenos, aprendí de plantas, aprendí de medicina. Lo único que no podía hacer era entrenar en armas, no me consideraban con la estructura física, o al menos eso me dijo el mismo Teseo cuando le pregunt