Damen y Laurent AU Principe Cautivo Parte 1

 Quizás entre los sueños de una historia que nunca existió se relataron hechos distintos, y esta vez nos encontramos entre naciones hermanas. Akelios y Vere habían llegado a una tregua, gracias a que Theomedes y el joven Rey Auguste habían forjado una alianza después de que el padre de este último falleciera. La muerte no siempre escribía las historias de los hombres, pero el pronto fallecimiento de la madre de Damianos, el príncipe heredero, cambio muchas formas de ver la perdida para el Rey de Akelios.


Era una de esas mañanas de primavera como no suelen ser, cálida pero fresca. Damianos llegó a Vere para su entrenamiento y próximo festival, un ritual que recién comenzaba para entablar mayor unión entre las naciones. Habría combates, lanzamiento de lanza, dominio de la espada, justas a caballo, entre otras. También habría presentación de mascotas por parte de Vere y esclavos por parte de Akelios. Muchas personas habían viajado para presenciar el inicio del evento que finalizaría en Akelios, de modo que ambas naciones tuvieran incidencia en él. 


Auguste recibió a Damen como si se tratara de un hermano, y es que desde el acuerdo se habían vuelto más unidos. Compartían el gusto por la espada, las bromas algo vacías y el gusto por las mujeres, sin contar porque la reina de Vere había conocido a su esposo gracias a ser una de las damas de la nobleza akeliense que el príncipe apreciaba como una hermana, por supuesto dicha boda había hecho más solido su vínculo.

- Príncipe Damianos, es un honor - Lo saludo Augusto, ataviado en sus ropajes característicos, seguido por su bella esposa y su sequito. Los esclavos dispuestos a servir para orientar los aposentos de los akelienses que comprendían la guardia del principe estaban dispuestos, mientras que los nobles y sus mascotas hacían gracia de sus lujos. Pero había una belleza pequeña, un rubio que para esos días cumpliría su mayoría de edad, oculto a la diestra de su hermano, sin mirar de lleno el cuerpo del moreno. Laurent, el hermano pequeño de Augusto. 

- Hos doy las gracias por recibirme, su Alteza. Espero disfrutar de esta ceremonia - Dijo al Rey, viendo de soslayo a su hermano. No es como si Damianos no le conociera, le había conocido cuando apenas tenía catorce y se notaba como el tiempo le había bañado de madurez el cuerpo.

Damian recordaba al chico callado, aunque muy dispuesto a aprender del combate, nunca entrenó con él y con su hermano, pero siempre mostro destreza frente a sus propios soldados. No solían hablar demasiado, el don de las palabras de Laurent solía ser tan mortal y afilado que el príncipe trataba de no dejarse llevar en una discusión a causa de sus respuestas desdeñosas, sobre todo cuando se hablaba de mujeres. Al lado del príncipe yacía una mascota, un chico de hermosos ojos azules y cuerpo pequeño, podría decirse que tendría unos 12 años, sabía que se llamaba Nicase, la relación que mostraba con Laurent siempre fue fraterna, y al parecer compartían el gusto por jugar en tableros que ponían a prueba a los hombres en cerebro y no en fuerza.

Después de toda la burocracia que necesitaban estos acontecimientos políticos, fueron a unos aposentos mas cerrados, para charlar de manera distendida, aunque solo la familia real y el príncipe de Akelios, la intimidad les acogía con mayor discreción.

- Espero que estés dispuesto a perder Damen - Augusto se dirigía a él con menos pomposidad.

- No quiero dejarte en vergüenza frente a Lis, Agus - La esposa del Rey llevaba por nombre Elizabeth, pero Damen se tomaba la atribución de acortar el nombre de sus cercanos

- No tiene de que avergonzarse, pero seguro no dejara de regañarme si perdemos - El hombre rubio tomó a su esposa de la cintura quien fruncía un poco el ceño, pero con una sonrisa.

- Sabes que me gusta la competencia, pero te seguiré animando. Además este año nuestro Laurent tiene la edad de competir - Miro al hermano de su esposo con cariño, ella lo quería porque siempre había tenido un aura materna, y desde unirse a la familia había cuidado de él.

- No flaquearé aunque sigo molesto por no poner algún reto mental en el evento, se tornó solo una competencia de barbaros - Musito sentado con desinterés el aludido, aunque su gesto se suavizaba al mirar a Elizabeth.

La mujer se alejo de los brazos de su esposo para ir donde el chico yacía, agachándose a su lado para tomar sus manos con cariño - En lo que hagas, siempre estaremos orgullosos. Eres el mejor a nuestros ojos y lo sabes - 

El príncipe bajo la vista sin mirar a nadie y asintió suave, no le gustaba que le vieran débil ante las atenciones de Elizabeth. Damen notaba como los lazos de la familia se habían estrechado ahora que solo eran ellos tres, así que miro a Auguste para no quedarse como fisgón en la escena de amor maternal que ofrecía la reina.

- En qué participarás? Yo había pensado en un duelo de espadas....espero no te acobardes - 

- No esta vez, Damen.... Pero quiero que le des una buena pelea a Laurent, ha entrenado bastante, quizás termines suplicando piedad - 

Arqueo las cejas y esta vez miro al rubio quien le devolvía la vista con una sonrisa de superioridad que cambió para dejarlo en una expresión calma que no le hiciera parecer tan pagado de si mismo - Quiero ver si el arte de Vere supera a su barbarie akeliense - 

El moreno se cruzo de brazos a la altura del pecho sonriendo, los músculos de sus pectorales y brazos se exhibían mejor en esa forma - Va siendo edad en que te enseñe una lesión por decirnos bárbaros a destajo, su majestad - 

El príncipe solo le volteo la cara para indicar que no se disculparía de sus dichos mientras Auguste y Elizabeth reían ante esas riñas que mantenían de vez en vez. - Por cierto, mi señor, pensé que esta vez buscarían a tu futura prometida en Vere. Tendremos una comida con la nobleza, podría presentarte a unas chicas que de verdad me han ayudado a adaptarme y gustarían de tu compañía - Soltó Elizabeth a Damian, pero en ese momento y sin querer, solo por no recordar que sus manos yacían juntas, Laurent dio un pequeño apretón de sorpresa y decidió no mirar a nadie a los ojos.

Elizabeth llevaba un tiempo pensando que el pequeño rubio guardaba sentimientos conflictivos con Akelios, pero no por odio precisamente. Sus dudas fueron disipadas cuando Augusto le había dicho en la complicidad de la cama que "Mi hermano jamás ha querido el trato de una mujer en su vida". Sabia que esa era una pregunta que vivía en el corazón del joven, pero que no sacaría, por orgullo. Era bien sabido que así como Augusto había tomado a una akeliense, Damianos debía tomar una vereciana, y seguramente las oportunidades de que Laurent se acercara a Damen lucían muy funestas.

- Bien, quizás, aunque quiero entrenarme para los juegos, no distraerme con mujeres - Miró de pronto al chico rubio que al parecer estaba inquieto, ya que se levantó haciendo que Elizabeth también se levantara.

- Si van a ponerse a sopesar temas de sabanas me retiro, prometí que iría al ensayo de danza de Nicase - 

El moreno miró a Auguste, luego a Elizabeth y ambos le sonrieron, pero la verdad es que no se sentía en comprensión de lo que la familia parecía hablarse con telepatía. Suspiró y fue a revolver los cabellos del rubio - Sé que no te gusta el tema...no ha- - Pero una mano rápida abofeteó el tacto antes de que lo tocara.

- Laurent! - Regañó Augusto con desaprobación.

- Agus - Dijo su esposa mientras volvía a ver al menor y por último a Damian, frunció el ceño con este último por ser tan poco cauto con temas del corazón - Laurent cariño, ve con Nicase, iré luego, sí? - 

El rubio no miro a Damian al retirarse, pero este notó que llevaba las mejillas encendidas. Imposible ocultar el color en esa piel blanca como la leche. El rey se fue a sentar con aires exhaustos mientras su esposa se acercaba para acariciarle la mejilla.

- Perdona a Laurent....él, solo deja que Nicase y Lis le toquen, es muy arisco con el resto. Inclusive conmigo, solo le puedo dar mi cariño cuando el me lo permite - 

- No, esta bien - Damian le quito importancia mientras se sentaba frente a él - En cuanto al tema de recién, sé que debo, pero no siento todavía en nadie encender esa chispa que ustedes tienen - Confesó con algo de vergüenza.

- Damen - Elizabeth tomó asiento junto a su esposo, pero su voz y su impronta destilaban ese sentimiento liviano como cuando una madre acuna a su bebé - No hay apuro. Yo recuerdo que la primera vez que Augusto me hizo reír y toque su mano, deseé con todo mi cuerpo que ese hombre me eligiera como su esposa. No porque fuese el rey, sino porque quería pasar mi vida compartiendo nuestras risas - 

El mayor de los rubios tomo la mano de su mujer mirándola con el profundo afecto que le profesaba - Agradezco haber conocido a una mujer que no me enamoró con sus encantos carnales, sino que con su forma de vivir - Miro a Damian con estima - Quiero que encuentres a alguien que te haga sentir como Lis me hace sentir, que pese a ser mujer siempre ha luchado a mi lado. Quiero devolverte el favor de traerla a mi vida ayudándote a encontrar a quien aloque tus sentidos. Alguien con quien reinar se te haga un trabajo de amor - 

- Ya basta, cuando hablan así, es como si todos los cantares de fantasía votaran sus entrañas en un mar de flores - Dijo a modo de broma, aunque realmente envidiaba ese amor que ahora hacía de Vere un lugar deseado para vivir.


Comentarios

Entradas populares de este blog

La verdadera historia del Hada de Los Dientes

Me he caído tantas veces que ahora caigo con estilo

Me hacías sentir muy tsundere...era divertido