La universidad parte 1 y 2

 No había tenido tiempo de hablar con ese chico tan vistoso desde que salieron de su enseñanza media y justo ahora que a la universidad católica se le ocurría este encuentro lo veía. ¿Y cómo no verlo si era un albino que podía destacar en cualquier lado?. 

Entre toda esa multitud de gentío que encontraba asfixiante, era bueno ver al menos una cara conocida, aunque sin idea de que hacía en ese lugar. El pelinegro pensaba que ese chico se iría a una universidad privada. El peliblanco estaba por irse cuando lo vio acercarse y sonrió, ese tipo con cara de amargado era la única cara que podría traerle algo de paz en ese mar de gente. Dejó hablando sola a la chica que se le acababa de acercar para decir:

- Yaho! - 
- Yoh! - Fue la respuesta con un saludo de mano - Te pensaba en la Santo Tomás o en Los Leones.....-

- Pues fijate que aspiro un poco más alto.... - Se encogió de hombros - Yo pensaba que no te iba la universidad.... - 

- Pues quería estudiar psicología, tenía compañeros algo fallados - Lo miro como haciendo alusión al peliblanco - Y tu que estudiarás? - 

- Pues ya vez como me iban los compuestos químicos, seré profesor de eso - Dijo cruzándose de brazos por el comentario del chico - Y no estoy fallado...-

- Tu profesor? Vaya....atenderé a tus alumnos.... - Molestó el pelinegro mientras reía.

- Muy gracioso...loco - Le quito importancia a la broma, solo porque la sonrisa de ese chico ponía su mente en jupiter de un solo golpe - Bebiste algo? - 

- No, me invitarás? - Enarcó una ceja, aunque traía dinero quería ver si el hijo de familia rica era capaz de deshacerse de un poco de su dinero.

- Claro, por qué no? - Se adelantó y comenzó a caminar a la barra para terminar por pedir dos rondas de cortos de tequila - Te da miedo empezar fuerte.....? - 

El moreno le miro de manera intensa por lo osado, no resistía mucho el alcohol pero un reto era un reto y no bajaría la bara de donde se la estaban poniendo. Asintió y se puso a su lado esperando los tragos. No podía negarlo, el albino era arrebatador, tanto que le secaba la boca mirarlo, pero no podía decir nada de eso. Estaba pensando en ello cuando vio a unas chicas acercarse, momento idóneo para saber que le iba a su acompañante, ya que era obvio que eran muy atractivas.

- Hola...disculpen, estan solos? - Dijo una rubia muy dotada mostrando todos sus atributos bajo un gran escote.

- Lo siento - Se apresuró a decir el albino, quien miro molesto a la rubia que se comía con la mirada a Suguru. Por alguna razón el solo hecho de pensarlo con esa chica le asqueaba, le molestaba, le comía las entrañas. - Pero estamos a gusto...no? - Miro a su acompañante con un poco de temor que este negara su afirmación y se fuera con una de las dos chicas.

El corazón le latía en la garganta con la respuesta del albino, al parecer Satoru lo estaba tomando para él y eso le hacía bastante feliz - Tienes razón - Dijo por sobre la música y las chicas solo pudieron poner un gesto de decepción por su parte y regresar a su busca de alguien para bailar.

Los cortitos llegaron entre bromas y juegos para ver quien lo tomaba primero, pero ninguno de ellos aguantó una segunda ronda, terminando la primera estaban un poco desinhibidos y desorientados. Suguru ya no miraba a Satoru de la manera neutra sino con hambre y el albino le devolvía miradas lascivas mientras pasaba sugerente la lengua por sus labios.

- Quieres bailar? - Musito mientras la música se volvía sensual y rítmica.

- Contigo? - Su voz sonó algo sorprendida, no sabía que el albino fuera tan directo - Bien, pero le echaré la culpa al alcohol - 

- Has como quieras - Tomo de su mano y lo saco a la pista - Pero vienes - 

Suguru no se quedo atrás al sentirse jalado, lo cogió de vuelta hasta tener su cuerpo pegado al suyo y comenzar a menear sus caderas a ritmo de la música. No sabía lo que estaba pasando ni quería darle muchas vueltas al asunto, pero terminó con las manos del albino sobre sus hombros y las de él estaban en la cintura ajena. Ambos no tardaron en terminar jugando con esa cercanía hasta que sus bocas se unieron en un beso que al parecer llevaba años esperando ser dado. Luego de ese siguieron bailando y vinieron otros besos. 
- Quieres ir a mi apartamento? - Susurró el albino en la oreja del moreno, quien a modo de respuesta tomo su mano y empezó a caminar a la salida. Esta vez iba a terminar lo que empezó.


Parte 2:

Despertó en una cama que no era la del departamento que compartía con su prima Shoko, pero al menos tenía ropa y estaba sin vomitar, pero al mirar a su lado la sorpresa es que no estaba solo. El albino dormía perezosamente y colgado a su brazo como un koala, se sorprendió, pero más de la ternura que le causó tenerlo a su lado; después de todo habían pasado la noche juntos, pese a que ambos habían guardado los humos de la pasión para una versión más sobria de ellos mismos, ya sea porque no aguantaron el sueño o porque el alcohol los noqueó.

Al intentar moverse el albino se despertó desorientado, pero al mirarlo lo soltó de golpe mirando a todos lados y luego bajo las sábanas.
- Tranquilo, no paso nada.... - Musitó Suguru

- Ya veo... - Esa frase salió más desanimada de lo que quería sonar - Yo...esto...ayer.... - Bajo la vista y se puso de muchos colores distintos.
- Quieres echarle la culpa al alcohol, verdad? - El moreno miró el techo de la habitación y suspiró pesado, fue a moverse para ponerse sus zapatos y fue retenido en un abrazo.
- No - Escuchó mientras una cara se enterraba en su espalda - Yo...no quiero echarle la culpa al alcohol - 

Suguru sonrió y entrelazó sus dedos con los dedos de una de las manos del chico mientras se dejaba abrazar - Entonces....? Por qué no soy de los que besa a cualquiera....a menos, que... estemos saliendo - 

El albino lo soltó un poco y se acomodó para poder tener la cara posada en el hombro de su moreno - Estamos saliendo? - 
- Eso espero - Subió su mano libre para desordenar los cabellos del chico 

El peliblanco soltó una carcajada risueña mientras se acomodaba en el rincón del cuello ajeno para oler el aroma de quien al fin era lo que buscaba, su novio, era oficial y no podía estar más radiante por esa noticia.

Ambos se quedaron así por un tiempo hasta que el estómago de Suguru comenzó a sonar, el chico de cabello negro se puso rojo y Satoru simplemente lo soltó le revolvió los cabellos y se levantó de la cama de un brinco - Tranquilo, prepararé el desayuno, también tengo hambre - 

Pasaron el tiempo entre bromas y besos fugaces mientras Satoru preparaba huevos revueltos, tostadas y un par de tazas de café, ambos desayunaron hablando de porqué habían escogido sus carreras y esa ciudad en particular.

- Así que al final terminaremos teniendo un ramo juntos? - Musito Suguru con una sonrisa.

- Sí, podré verte al menos una vez... - Sonrió ampliamente

- Yo pretendía verte al estudiar...en la biblioteca - Insinuó mientras tomaba un poco de café.

La conversación no perpetuó mucho ya que Suguru tenía clases y debía volver donde estaba arrendando una pieza, lo cual de inmediato trajo la idea de invitarlo a compartir departamento con él, pero no creyó que ser tan intenso de golpe fuera lo correcto por lo que simplemente se paro en la puerta y miro al chico que al parecer pensaba lo mismo que él ¿Cómo se despedían ahora?

- Bien...nos vemos en la biblioteca - Musito Satoru y se quedó apoyado en la puerta sin saber que hacer.

- Nos vemos entonces - Le dijo de vuelta el pelinegro, tomándolo del hombro para atraerlo y darle un corto beso en los labios, pero antes de separarse Satoru lo abrazo e intensificó el beso. Suguru como pudo corto el beso con una sonrisa en los labios - Ya, tonto...sino no podré irme y se me hace tarde - 

Satoru cerró la puerta al ver el cuerpo ajeno marcharse y se deslizó por ella hasta quedar sentado, se tapo la cara con las manos y estaba rojo hasta las orejas. No podía creer que el chico que le gustó toda la enseñanza media ahora fuera su novio, y más, que durmieran juntos, aunque no pasara nada. Se ducho y vistió lo más simple posible, aunque estuvo una hora en el baño intentando ver como quedaba mejor su cabello. Al estar listo se fue a sus clases, entonces cayó en algo importante que no hicieron antes de despedirse y era intercambiar números de teléfono...suspiró y esperó toparlo en la biblioteca.

Pasaron las horas y no vió a Suguru hasta que la biblioteca ya estaba por cerrar, venía con cara de preocupación y al sentarse en su mesa dejando su bolso encima le tendió su teléfono.

- Ten... - Suspiró - Todo el día estuve pensando que debería haber pedido tu teléfono antes de irme - 

Satoru recibió el móvil sonriendo y le paso el suyo desbloqueado, anotando su número con su nombre y un corazón al lado. Le devolvió el aparato con una sonrisa tonta en los labios - Quería escribirte hoy - 

El pelinegro se rasco la mejilla quitándole importancia al asunto - Yo también.... - 

Bajarle la importancia al hecho de que estuvo desconcentrado por estar pensando en el peliblanco no era algo que quisiera decir a viva voz, pero si era lo que le pasó durante el día. Por otro lado Satoru había estado más que ansioso por ver al pelinegro.

- Estás libre mañana? - Pregunto Satoru intentando no sonar demasiado desesperado.

- Sí, pero después de las 9.30....quieres....salir? - La pregunta salía como a regañadientes.

- Quiero verte... esta bien si es de día? Podríamos almorzar en mi departamento y quizás jugar video juegos - 

Suguru miró hacia otro lado para evitar un pequeño rubor que le venía de ver los hermosos ojos de Satoru pedirle con cara desesperada salir - Claro, nos juntamos aquí....te texteo -

Siguieron hablando un poco de series y de vídeo juegos para darse cuenta que tenían bastantes cosas en común pese a un montón en que eran distintos, sobre todo en la resistencias de sus pieles a las diferentes cosas. Se rieron el uno del otro y terminaron por acompañarse a la parada del autobus que era distinto para cada quien. Satoru se fue primero a regañadientes, mientras Suguru le iba texteando con cuidado camino a su pieza. Se textearon casi toda la noche de diferentes cosas que estaban haciendo desde lo más banal hasta cosas profundas, hablaron de sus familias y de cosas difíciles que habían vivido, aunque Satoru le ganaba ampliamente si era de cosas malas que había pasado en la infancia.

Al otro día Satoru estaba antes de la hora en la misma mesa que se habían visto la noche anterior tirado jugando con su movil hasta que lo vió entrar. Se levantó de golpe y fue con una sonrisa que fue recibida con una cara de zombie.

- Algo va mal? - 

- Nos dieron las fechas de los certámenes....el primero es en 2 semanas...tendré que estudiar mucho - 

- Pero podrás salir hoy? - 

- Sí, era la única asignatura que tengo hoy por suerte....vamos entonces? - 
Ambos siguieron el camino hasta la casa de Satoru entre conversaciones de sus respectivas carreras y lo que les gustaba y odiaban de los profesores hasta ahora, pero no fue hasta que estuvieron en la casa de Satoru que Suguru recayó en la comida.

- Sabes...? No soy un gran cheff...digo, sé no morirme de hambre - Se rasco la cabeza viendo como el peliblanco comenzaba a sacar cosas y preparar todo en la cocina.

- Descuida, yo cocino - Le guiño un ojo - Prende el televisor y ve una película - 

Pese a que estaba algo incrédulo con la situación dejó que el peliblanco con su carismática forma de ser cocinara mientras el ponía algo al azar, ya que en realidad solo tenía ojos para el chico delante de él. Cuando terminó y ayudó a poner la mesa, se dio cuenta que tenía ante él, un risotto digno de un restaurante que olía de las mil maravillas y sabía tal como olía.

- En serio sabes cocinar.....esto está buenísimo - 

Comía con unas ganas que Satoru le enterneció verlo, se había esforzado para poder cocinar y estaba orgulloso de que su plato fuera disfrutado de esa manera - Gracias, puedo hacer cosas diferentes cada vez que vengas.... - 

- Si querías que confirmara que fue una buena idea salir contigo, entonces me tienes - Bromeó para luego darse cuenta de lo que había dicho y ponerse rojo - No digo....lo siento - 

El peliblanco soltó una risa y le miro con cariño - Me encantará cocinar para ti....en una de esas hasta aprendes - 

Terminaron de cocinar y Suguru insistió en lavar los platos así que Satoru terminó por rendirse ante la petición. Jugaron un rato video e incluso Suguru bostezo un par de veces por estar algo soñoliento después de comer, y entre que se acomodaba en el sofá, Satoru le dio un beso en la mejilla. A lo que este le miro algo indeciso y unió sus labios al contrario.Pronto el beso se volvió más intenso y surgió un abrazo deseoso de contacto.

- Quieres ir a mi cuarto - Dijo con un tono ahogado entre beso y beso, pero el pelinegro lo miro indeciso.

- Seguro que quieres....digamos, lo has hecho antes? - 

- No - Dijo de golpe alejándose lo necesario para conversar - Yo....es la primera vez que... - 

- Y la mía.... - Se pasó una mano por los cabellos - Ni siquiera llegue tan lejos con una chica - 

- En serio? - Le miro con una sonrisa radiante

- Sí.... - Trato de bajarle el humo al asunto - Si quiera sabes que posición te gustaría? - 

El peliblanco lo pensó y negó con la cabeza.

- Lo sabía....no llegaremos hasta esa parte entonces - 

- Ok... - Suspiró, para luego mirarlo con algo de picardía - Pero no vamos a parar entonces? - 

El pelinegro se levantó cruzado de brazos y le miro como si lo estuviera regañando aún - Vamos a tu cuarto, pero....ya te dije, por tu salud, hoy no hasta el final - 

- Mi salud?... - Sonrió levantándose mientras empezaba a caminar coqueto hasta el cuarto del chico - Asumes cosas...pero esta bien - 

Odio saber que el peliblanco estaba haciendo todo eso para provocarle y estaba funcionando, pero se controlaría para que esta vez las cosas no se fueran de las manos.

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