Peter

"Me temblaban las manos, pero tras el primer grito ya no pude detenerme, había tomado la decisión. Uno tras otro caían mientras la sangre besaba el suelo ¿Qué más podía importar lo demás?"

El golpe del libro sobre el pupitre de Peter lo despertó de golpe, la mirada de superioridad de su profesora y las risitas de sus compañeros no hicieron más que sacarlo de manera desagradable de su sueño. Frunció el ceño y solo bajo la cabeza para escuchar sin escuchar la lesión de hoy ¿Quién podría culparlo de querer tomar un arma y matarlos a todos? ¿Quién podría culparlo de pensar en beberse una botella hasta olvidar que su madre lloraba la partida de su padre y que él estaba con una mujer que podría ser su hermana mayor?

Miro al pizarrón intentando guiar su mente a algo productivo, o por lo menos hacer que prestaba atención mientras su imaginación volaba. Era uno de esos viernes que no valían la pena. No valía ni estar dentro de esas paredes, pero era un lugar en donde podría perder el tiempo simulando hacer algo.

En el piso una vibración extraña llamo su atención ¿Temblor? ¿Otro más?. Lo dejo pasar, así como mucho de sus compañeros, aunque no falto la chica escandalosa que empezó con las frases de pánico. Pero...esta vez no se detuvo, empezó más fuerte. Peter se levanto de golpe cuando la profesora tomaba el libro de clases y el timbre de operación daisy empezaba a sonar, esta vez ya no era un pequeño movimiento, sino que apenas podía moverse, y las escaleras serpenteaban.

No quiso salir de inmediato, y por eso mismo pudo ver como Ashley era pisoteada por un montón de sus otros compañeros e incluso profesores, que en la desesperación habían arrasado con cualquier caído. El hombre reducido a un instinto de supervivencia.

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