Esa amante perdida

No sé como decirte esto, pero quería escribirte. No puedo escribirtelo directamente, con tu sarcasmo y tu desagrado hacía mi creo que no es algo necesario para ti. Antes cuando tenía tus cartas...amaba tus cartas, pero no estoy a la altura de alguien como tu. Posiciones socioeconómicas diferentes.

Ayer soñé que vivíamos juntas, o sea no sé si vivir juntas, era uno de esos fin de semanas en que podíamos despertar la una junto a la otra. Amanecía en el puerto y la luz empezaba a avanzar, como siempre tu despertabas muy bien mientras yo aun quería dormir. Me gustaba abrazarte mientras aun estaba durmiendo, odiaba tu narcisismo que escondía un profundo miedo al rechazo, pero de cierta manera lo adoraba.

Me gustaba tu voz cuando gemías, ya que subía unas notas en agudos, me gustaba la curvatura de tu estómago que no era plano, la curvatura de tu nariz a causa de unos lentes usados por años, tu falta de empatía por el daño que le podías hacer a tu amante, 

Me gustaba que te preocuparas por los detalles, me gustaba que me impulsaras a sacar lo mejor de mi, me gustaba contar contigo en los momentos que flaqueaba. 

Pero lo que más extraño fue lo que sentí en ese sueño, tu cuerpo desnudo con el mio, la forma de pasar tu mano por mi cuerpo, acariciarme y tus amaneceres  lleno de deseo, el sexo en las mañanas, un desayuno y una conversación cotidiana. La confianza de entrar al baño juntas, ducharnos...

No era una forma muy autentica de pasar el rato...pero adoraba llegar a una casa a tirar y estudiar por igual, sentir que tenía una relación adulta. 

Ahora básicamente no hablamos, la ultima vez que íbamos a ir al cine dije que no y desde entonces no sé nada de ti. Cuando trato de contactarte parece no funcionar...y bueno, la vida es como es, sin miramientos, nos conduce a un mañana.

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