La visita de wonder


Era una de esas fechas en que Roja salia de Nightland para ir a Wonderland, y así fue como el salto en el espejo desprendió de sus ropajes oscuros y rudos unos destellos de brillo. Esta vez al llegar al país noto algo que era muy triste, los jardines estaban descuidados, moribundos, decaídos, se supone que Alice cuidaría de este reino con su joker-rizón.

Al llegar al umbral algo apareció, una liebre toda crecida, henchida de orgullo con su pequeño conejo blanco en los brazos, mi sombrerero tenía a su lado a su lirón, bien vigilado que ninguna jota se le acercase lo suficiente para arrebatárselo.

La verdad que ir convertida en el capitán Döppleganger no me hizo el ser mas maravilloso, pero bueno, no iba precisamente a representarme de roja de nuevo en estos parajes. A camino raudo fue en dirección hacia donde Alice, la nueva blanca había de reinar. Sigilosamente husmeó los alrededores, del castillo, esperando ver por el rabillo la punta de un zapato.

Nada.

Al percibir el espacioso sector vacío, se dirigió a la fuente de la entrada y tomo un poco de sus pocos poderes para poder llevar agua a los jardines y no dejar morir a las flores. No había carta de discordia, no habían mandatos ni rastros de Blanca en ese lugar, ni de su vasallos. Al parecer Blanca ya había dejado este mundo de sueños, había ido más allá de salir del país...al parecer lo había dejado del todo.

- Y pensar que yo dije que reinarías.. - 

Sus pasos quedaron dispuestos a la espera de otra entrevista con el flamenco loco que ahora andaba viviendo en el país de la cruz roja y la ciudad del reloj. Seguramente el y ella podrían juntarse con el resto de los vasallos a conversar un poco de lo que han sido sus vidas lejos del frabulloso día.

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