Nightmare, Wonder y La fantasía de la ex Reina

"Había sido irónicamente dulce hasta ese momento, la actuación se me da demasiado bien. Pero yo la quería en mi cama por las buenas o por las malas...lastima que casi nunca accedía a estar hasta mucho tarde. Una cenicienta de las nueve de la noche.

Es bueno que se crea un poco en lo de mis modales de caballero, o debe ser por la regla silenciosa de la altura que le hace de vez en cuando pasar por delante de mi y me da una panorámica de sus nalgas. Los pantalones le hacen homenaje a su hermoso trasero.

Lastima que a veces cuando habla lo hace como sino valiera la pena. No sabe lo mucho que yo deseo el fruto del pecado...pero si me devoro su cuerpo...¿Qué pasará después?"



Nightmare sabía mi deseo oculto, ese deseo que me acompañaba aun después de dejarle la corona. Pese a que me había ido a los parajes más remotos de ese mundo, a que el espejo de la vuelta yacía roto y que ni el conejo blanco ni el sombrerero visitaban  mis aposentos de manera completamente presente.

No es como sino este feliz en este rincón del país, solo que el deseo nace en lo prohibido, subyace en lo que no puedo tener, en ese terreno donde ya no reino. Nace en recordar como la tela blanca del vestido se le cierne a los senos, como el viento seduce a la mente con la posibilidad de ver unas bragas que marquen esas caderas...escuchar esos livianos quejidos suaves pero con convicción que se agolpaban en la garganta...

Lo bueno de las guerras es que en ellas se derrama tanto odio como sexo.

Una guerra en la cama. Que nostalgia. La luna brilla, la casa sola, mordí fuerte...me mordieron...
Hermosa noche.


Pero bueno, Nightmare suele recordarme que tengo acceso al mundo de los sueños aún, pero en realidad no lo veo como un deseo que se siente en la pirámide  de mi camino futuro. Pero de todas maneras, de vez en cuando me viene una fantasia que se queda solo en imágenes borrosas de un pasado que ya no descansa nítido en mis memorias. 

En esa fantasía caminamos en mis terrenos, en los cuales tiene derecho a pisar. Pasamos un buen  momento de conversar de las personas del reino; entonces de pronto me levanto, sin miedo ni remordimientos tomo su barbilla y con el pulgar quito el líquido de un trago negro de sus labios, los miro unos segundos y le arrebato ese beso que esperaba.

Ella responde con timidez, como siempre, labios que acarician, pero cerrados cuál bóveda, y eso sólo hace que sienta más deseo. Frunzo el ceño y sonrío, necesito una reacción, algo que me haga destazarle las entrañas. Entonces siento el toque, ese agarre que indica que quiere ser víctima para así no sentir remordimiento. Entonces le jalo, la llevo de golpe a la cama, la recuesto con algo de impulsividad. Dios, si tuviera virilidad quizás podría complacerla más, no?...pero sólo espero que lo disfrute.

Me encimo en ella, hago como si la besara, pero en realidad no busco su boca, su lóbulo de la oreja es lo que me llama. Le paso mi lengua, lo muerdo...y luego paso a su cuello, mientras una de mis manos masaje su seno derecho. La ropa interior me molesta un poco, no es demasiado delgada como para notar la dureza de su pezón, pero no me interesa, pronto no me dará batalla porque me desharé de ella.


Empiezo a escuchar sus jadeos, y casi siento dilatarse mis pupilas. Quiero más...quiero  ultrajarla. Así que sin más las ridículas y entorpecedoras prendas se transforman en cadenas de tela que atan sus muñecas. Me yergo en mi altura desde mis rodillas ancladas al colchón que separan sus piernas.

- Hoy llegaras tarde - Digo como una orden después de mirar el reloj.

No responde.

- Cierra los ojos - También es una orden. No pienso detenerme aunque me golpeé, un golpe o dos...qué más da.

Comienzo a concentrarme en sus senos, buscando a tientas mi cinturón de cuero y con la punta de este, después de lamerlos, los golpeo. ¡Maldición! sus quejidos enceguecen mi cordura ¿Y qué más da? ni ella ni yo tenemos cordura.

Bajo más, muerdo su cintura, sus caderas, empiezo con la tarea de deshacerme de sus pantalones. Su respiración esta demasiado entrecortada, pero quizás solo finge...eso me controla...quizás sólo hace lo que solía hacer...complacerme...soportar mis deseos para que no deje este lazo. Pese a que eso desaparece mi libido, sigo con mi trabajo.

No le quito las bragas, se las dejo. Conservo un poco el fetiche de que se mojen. Me dirijo a la parte interna de sus muslos, la muerdo sin compasión. Sé que le gusta mucho esa parte, incluso...sé que ella disfruta más de un buen entremés y sólo espero ofrecer algo de calidad.

Luego me dirijo a la ingle. Paso mi nariz por su sexo, y aunque para algunos puede ser algo un poco repulsivo, a mi me resulta tan afrodisíaco como el mejor perfume. Muerdo delicadamente la parte externa de su superficie y siento poco a poco su deseo transformado en líquido y como asoma la virilidad no formada que es el clítoris femenino.

Saco las bragas sin antes mirar la hora. Aun faltan minutos para dejar mi casa sin retrasarse, pero eso no quita que le tomaré un poco más de ese tiempo. Antes de probar, hundo mis uñas marcando sus muslos un poco más.



- No me marques -

Le escucho decir entre suaves gimoteos.


- No hables - La voz me sale  dura y me alzo para atender de nuevo sus perfectos senos.

Me toma unos segundos y vuelvo abajo, me acomodo para poder tener mi voca tan vertical como la entrada a su sexo, me abro paso entre sus carnes y lo veo, es casi bello ese clítoris erecto. Doy un pequeño contacto, pero no me voy de lleno a ello. No.

Oprimo el monte venus con la lengua y escucho el aire comprimidos, salir de su garganta. No es un gemido, no es un jadeo, es un punto intermedio. Soplo el lugar y la observo retorcerse. Su silencio y su forma de reaccionar, es hermosa...pero ¿Es real?

No pienso en eso, soy un depredador ahora y lo que la presa sienta no me interesa. Tomo de nuevo el cinturón y me doy el gusto de sentir un quejido de dolor al golpear ese lugar, con cuidado pero con malicia. Vuelco a mi tarea y doy toda la atención a la zona que más me gusta, aplico la técnica nueva que aprendí. Da resultado.

Entonces acaba mi fantasía ¿Por qué?
Tal vez solo porque no sé como termina o porque no necesito de más o quizás porque no ocurrirá y eso es lo que me gusta de ella.

No puedo conseguir que la fantasía demasiado realista, a veces pienso que quizás distorsiono un poco su cuerpo recordando algún otro. Los años le hacen estragos a la mente...como dijo uno de mis nuevos súbditos "No escuché tu voz en seis años, tengo una idea pero no la recuerdo".


En fin...quizás Nightmare me abra la puerta de los sueños, quizás no. Quizás sólo con volver a leerla ahora que esta escrita aquí...pueda hacerla un poco menos efímera.

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