Dante x Lawrence: Navidad. Silencios Incómodos.

(Dentro del fics encontrará enlaces a temas sugeridos, le ruego escucharlos mientras lee.)



Todos se regalaron ese año, todos con todos y los regalos fueron variados. Lawrence le regaló un par de medias de yuri on ice a Kat que quedó fascinada y se las puso de inmediato. A yume le regalo un dorama que hace tiempo estaba buscando y lo había descargado solo para él, y a Dante....a Dante no le entrego nada, mezclando su olvido con los regalos que empezaban a llegar.

Yume le regaló a Kat una pulsera que había tejido a mano y una loción para la ducha de olor a chocolate; a Dante de entrego un anillo de cuero con una calavera de metal encima, por ultimo el pelirosado recibió una botella de tintura rosada natural de parte de "hermano".

Kat a diferencia, al parecer tenía una broma preparada, a Yume le regaló una botella de lubricante de sabor frambuesa, a Lawrence unas pantaletas con vuelos que lo hicieron ponerse rojo hasta las orejas y se gano unos cuantos improperios cuando dijo "Yo me puse tus calcetines, ponte las pantaletas que te regalé", mientras Dante miraba algo avergonzado por estar imaginando al rosado con la ropa interior puesta. Por último el regalo del pelinegro quien no entendió: un manga bl. Ni siquiera lo saco del paquete, solo la miro con una ceja alzada y lo guardó.

Dante también dio regalos interesantes, le tendió a la peliroja una de las poleras que la chica le había dicho que le gustaba de su armario y que le sacaba a menudo. A Yume, que no lo conocía tan bien le regaló un cd de música que el mismo había recopilado, en cuanto a Lawrence, se hizo el desentendido. Ambos quedaron como si se les hubiera olvidado regalarle al otro, Lawrence pensaba darle el regalo, pero al ver que Dante no había querido intercambiar obsequios con él prefirió guardarlo, se sentiría algo tonto. Por otro lado el pelinegro simplemente no podía dárselo después de lo que había ocurrido entre ambos, si ni siquiera cruzaban miradas.

Bebieron un poco, acostaron a Kat, Yume se fue al rato, dejando a ambos chicos recogiendo papel de regalo del piso y sumidos en un silencio que no era del todo agradable.


(15 - Hitori Heya no Naka de)


- Fue divertido... - Intento colar conversación el pelirosa al estar de nuevo en la sala mirando el árbol.

- Hace tiempo que no pasaba navidad así... - Susurró mientras enfilaba sus pies a su habitación - Buenas noche... -

- Dante... - Al volverse el pelinegro ya estaba en el pasillo, lejos del alcance de sus palabras.


Apreto los puños, el regalo de Dante seguía guardado en su cuarto. Camino hacía él y se sentó en la cama. ¿Quien se creía ese chico? ¿Venía como un terrorista a hacer estragos en él y luego solo se iba sin más?

Dante por su lado llego a su habitación y se tendió sobre las mantas sacandose los zapatos con los mimos pies, luego los calcetines con algo de dificulta, quedando con la misma polera y los boxer, tapandose solo con el liviano covertor. No quería herir a Lawrence, pero tampoco sabía como explicar que no había nada, por qué...no lo había, verdad? Se había asustado tanto cuando le informaron que se desconocía el paradero del chico que ni siquiera pudo pensar bien, solo que cada neurona estaba preocupada en buscarlo. Se paso una mano por la cara. Lawrence ni siquiera era su tipo, era un chico, jamás si quiera había pensado en estar con un chico por mucho que aceptara a otros, pero él? No. 



Kat siempre lo había tratado de alegrar, incluso en esos momentos en que el dolor era tan grande para ella como para él, siempre bromista, pero Lawrence, tenía un toque suave, una forma de acercarse que distaba diametralmente de todo lo que había hecho su amiga. Le daba su espacio, le dejaba fluir a merced, incluso estar en silencio con él podía ser divertido, incluso solo estar mientras veía esas series y lo dejaba estar presente. Hace mucho que no se acercaba a otro ser humano de esa forma. Se sentía cómodo. Podía dejar que sus pensamientos le inundaran. Además si se dormía estaba seguro que Lawrence vería que no estuviera destapado o lo despertaría para comer, sin preguntar en que estaba pensando, por qué esa cara, o si estaba cansado. Solo estaba ahí, si el chico quería información, se contentaba con la que el otro le brindaba. Eso, hasta el beso.



El beso para ambos había cambiado las cosas, sin más era una acción que clamaba a gritos un millón de respuestas. Como si todo el dialecto que habían mantenido de manera silenciosa todo ese tiempo solo hubiera sido cosa del pasado, y ahora empezara a ser necesario expresar las cosas en palabras.


Para Lawrence era frustrante no saber. No solía estar enfrentado a situaciones que no manejara, o que fueran de manera personal y no online. Situaciones que involucrara a una persona que sabía quien era, su género, que había compartido sus aficiones de forma silenciosa. Alguien que simplemente se había metido de a poco en su espacio, y ahora no podía sacarlo. Era diferente a las personas que había conocidas, había tanto que le llamaba. Dante era de las personas que dejaba fluir quien era con él, podían hablar tranquilamente de cualquier cosa o bromear. Jamás le preguntó porque usaba esas cosas o porque se parecía a una chica. Dante, pese a lo diferente que era de él, jamás le juzgó. Aceptó al pelirosa como era y lo hizo sentirse querido, sentirse orgulloso de como era y quien era. Sentir que su corazón dolía de lo fuerte que se movía. Sentir rabia de aquello y pese a que nunca le había exigido nada, ahora simplemente no quería que todo se quedase de esa forma o que se alejaran, tomando distancia.

Se levantó de manera decidida, camino hacia la puerta del chico y se quedo mirandola. El mayor estaba recostado de costado, con el rostro hacia la pared, con los ojos cerrados, pero sin lograr conciliar el sueño.

- Estas estas despierto? - Dijo tocando la puerta.

El moreno abrió los ojos, sabía quien era, sabía que si le respondía seria una plática que no quería abordar, no esa noche y menos con tantas incógnitas a las preguntas que pensaba que le haría el menor. Pero el silencio no hizo que Lawrence declinara sus ganas de estar cerca del chico. 



Entro al cuarto haciendo el menor ruido posible, al ver su espalda pensó que estaba dormido. Se quedo un rato mirando el cuarto en general, terminando por sentarse con cuidado al borde de la cama. No le gustaba, esos silencios incómodos entre ellos, los que habían reemplazado al gusto de compartir el mismo lugar. Odiaba que ahora todo había cambiado y hacía responsable a Dante de todo.

- No sé si me escuchas - Empezó, su tono era suave, mientras apretaba las mantas de la cama - No tienes derecho de dejar de hablarme, ni siquiera me miraste durante la entrega de regalos....- Sintió como el labio le temblaba y la voz le hacía malabares para no temblar - Si fue un error, perdona, no volverá a pasar - "No volverá a pasar..."Si estaba tan seguro de aquello, porque la frase le dolió?

Una solitaria lágrima le surcó la cara, el dolor de pensar que por ello perdería a Dante como amigo sobrepasaba la rabia por no hacerse cargo de toda la masa emocional que era ahora.

El moreno notó las emociones ajenas, no era como si él estuviera tan quieto por ello. Pero si se sentía inferior, pese a todo, Lawrence estaba tratando de hacer algo, él solo había optado por el camino fácil y estaba escapando de toda la situación sin miramientos de los sentimientos ajenos. El chico tenía valor, pese a que estaba hablando creyendo que el mayor estaba en el séptimo sueño.

Hubo un momento de silencio, el pelirosa se paso la mano rauda por los ojos para secar las lágrimas, no iba a sollozar ni nada de eso. Pasaron aproximadamente cinco minutos. Ninguno de los dos dijo nada. El viento sonaba a lo lejos, las manos del pelirosa relajaron el agarre. Pensó que era mejor regresar a su cuarto.

El moreno sintió que el peso del costado de la cama se perdía y no pudo evitar el impulso, sus palabras ni siquiera pasaron por el lado consciente de su cerebro antes de salir.


(18 - Omoide)

- Si te quedas ahí pescaras un resfriado... - Eso fue todo, de manera suave y casi sin dar paso a nada más, nada concreto.

El pelirosa lo miro sorprendido. ¿Lo había escuchado? ¿Todo estaba bien ahora?

- No pensaba dormir sentado... - Dijo intentando seguir el tono ameno con el que el otro había roto el ambiente que no lo dejaba respirar en paz. Abrió la única manta que cubría el cuerpo del moreno lo suficiente para acostarse a su lado, dándole la espalda también - No ronques demasiado - 

- Yo no ronco - Dijo dejando salir una leve risa que hizo feliz el corazón ajeno. Todo volvía como antes? Antes del beso. Todo seria normal al fin.

- Eso dices tu... - Dijo sonriendo, sin tener ganas de reprocharle cosas, por lo menos por ahora.

El pelinegro se volvió, haciendo que el menor tuviera un escalofrío de solo pensar que al fin esos ojos se volvían a posar en él.

- Ocupas toda la cama - Dante intentó apaciguar lo que estaba haciendo.

Uno de sus brazos pasó por debajo de la cabeza del pelirosa, quien le dio el pase libre para acomodar sus cuerpos. El otro brazo de Dante paso por encima de la manta y a la altura de la cintura del muchacho.


- No te enojes si te dejo lleno de baba... - Lawrence cerró los ojos, intentando no pensar demasiado, solo sintiendo el calor ajeno y lo bien que su mar se calmaba al pensar que podían detener sus silencios incómodos.

- No lo haré si tu no te enojas si ronco - Paso su nariz suave por los cabellos ajenos, el olor natural de Lawrence lo tranquilizaba, lo llenaba de una sensación de bienestar que hace mucho no se acentuaba en él.

- Buenas noches...de nuevo - Susurró el menor, esta vez si sintiendo el peso del cansancio emocional y del día en su cuerpo.

- Buenas noches...Lawrence - Susurró, también dejando que todo el apogeo de emociones se drenaran en el sueño.

Sin duda al amanecer podrían intercambiar regalos sin sentirse incómodos.

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