Adiós.
Hace unos años que no dormía contigo en la misma cama. No hubo sexo y qué, solo quería tenerte cerca. Pechos blandos y redondos, piel suave como la seda, belleza cegadora, a pesar de estar despeinada. Me gusta mucho tu olor, el aroma de tu piel, el aroma que tu produces, no de las lociones que te aplicas, sino a ti....suave...dulce...hermoso.
Beso tu hombro antes de levantarme y empezarme a poner mi ropa. Al principio no me dices nada. Luego de mirar tu celular, escucho tu suspiro.
- Quieres algo de comer? -
- No, comeré en casa, gracias...deberías poder descansar un poco antes de levantarte -
Le miro mientras me subo el cierre del pantalón - Recuerda, soy el amante, debo uir antes que llegue tu esposo -
Toma un almohadón, ya con su sonrisa dibujada en su cara, y me lo arroja - Tonto, cómo dices eso? - Al recibir el almohadón y mirarla veo sus mejillas tenuemente sonrojadas - A veces pienso que soy horrible por utilizarte sólo cuando me siento sola... - Su voz suena a pena, suena a llanto interno que no se traduce en lágrimas.
- Oye... - Dudo antes de decir la palabra, pero sé que esta vez es necesario, para sacarla de sus pensamientos y al mismo tiempo, porque hay una parte de mi que quiere herirla - Amor, no te pongas así - Sus ojos reaccionan ante la palabra mirandome con sentimientos que no me deja leer con claridad. Me acerco y me siento a su lado, tomando su mano - Sabes, si vengo acá es porque quiero...estoy consciente y no soy un niño...- Le beso el dorso de su mano como si estuviese en mis manos el pétalo de una rosa - No quiero que te sientas mal, estoy bien con esto...entiendo como va tu vida y lo respeto...y la verdad, si alguien ha de utilizarme, es un orgullo que seas tu -
Entonces me abraza, sé a que corresponde ese acto, he tocado una fibra sensibe en su interior y ella no quiere montar una escena. Le acaricio el cabello para tranquilizarla.
- A veces, pienso... - Murmuró con su voz un poco quebrada por la emoción - Que sino nos hicieramos daño no podríamos vivir nuestra historia... -
- Y tienes razón - Aprovecho su pequeño silencio - Pero no quiero que te sientas mal - Vuelvo a levantarme, mi camisa ya esta en su sitio, recojo el resto de mis pertenencias y la miro por ultima vez. No tiene porque llevarme a la puerta...eso seria sólo más doloroso.
- Gracias por hacerme sentir hermosa... - Sonríe con algo d tristeza
- Gracias por hacerme sentir útil - Le digo sin mirarla antes de salir y siento esa respiración contenida de la daga que da en el pecho, y el vacío en mi pecho al cruzar el umbral de la puerta.
Beso tu hombro antes de levantarme y empezarme a poner mi ropa. Al principio no me dices nada. Luego de mirar tu celular, escucho tu suspiro.
- Quieres algo de comer? -
- No, comeré en casa, gracias...deberías poder descansar un poco antes de levantarte -
Le miro mientras me subo el cierre del pantalón - Recuerda, soy el amante, debo uir antes que llegue tu esposo -
Toma un almohadón, ya con su sonrisa dibujada en su cara, y me lo arroja - Tonto, cómo dices eso? - Al recibir el almohadón y mirarla veo sus mejillas tenuemente sonrojadas - A veces pienso que soy horrible por utilizarte sólo cuando me siento sola... - Su voz suena a pena, suena a llanto interno que no se traduce en lágrimas.
- Oye... - Dudo antes de decir la palabra, pero sé que esta vez es necesario, para sacarla de sus pensamientos y al mismo tiempo, porque hay una parte de mi que quiere herirla - Amor, no te pongas así - Sus ojos reaccionan ante la palabra mirandome con sentimientos que no me deja leer con claridad. Me acerco y me siento a su lado, tomando su mano - Sabes, si vengo acá es porque quiero...estoy consciente y no soy un niño...- Le beso el dorso de su mano como si estuviese en mis manos el pétalo de una rosa - No quiero que te sientas mal, estoy bien con esto...entiendo como va tu vida y lo respeto...y la verdad, si alguien ha de utilizarme, es un orgullo que seas tu -
Entonces me abraza, sé a que corresponde ese acto, he tocado una fibra sensibe en su interior y ella no quiere montar una escena. Le acaricio el cabello para tranquilizarla.
- A veces, pienso... - Murmuró con su voz un poco quebrada por la emoción - Que sino nos hicieramos daño no podríamos vivir nuestra historia... -
- Y tienes razón - Aprovecho su pequeño silencio - Pero no quiero que te sientas mal - Vuelvo a levantarme, mi camisa ya esta en su sitio, recojo el resto de mis pertenencias y la miro por ultima vez. No tiene porque llevarme a la puerta...eso seria sólo más doloroso.
- Gracias por hacerme sentir hermosa... - Sonríe con algo d tristeza
- Gracias por hacerme sentir útil - Le digo sin mirarla antes de salir y siento esa respiración contenida de la daga que da en el pecho, y el vacío en mi pecho al cruzar el umbral de la puerta.
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