ejercicio del deseo

 Para Satoru todo pareciera sencillo, ya sea a su poder o sus problemas, pero para él las cosas a veces parecían apocalípticas. Una de las cosas que disfrutaba y más hacerlo solo era hacer deporte. Correr le producía una especie de libertad, dejaba de pensar cuando su cuerpo estaba haciendo algo, era como el exceso de trabajo, su mente se desconectaba de sus emociones.


- Necesito despejarme.... - Cuando algo lo agobiaba solo podía sobrecargar la pesa y sentir como sus músculos temblaban bajo el peso, pero en este mismo momento solo podía recordar el cuerpo del peliblanco - Concentrate maldición - 


Estaba en esos días en que se atoraba del nombre de Satoru Gojo, como si apareciera marcado en su cuerpo y sus pensamientos se volvían confuso ¿Por qué pienso tanto en ese idiota bocota de alcantarilla?. Estaba tan molesto consigo mismo que solo quería correr hasta que el pensamiento confuso que coqueteaba entre amistad y obsesión saliera de su cuerpo. Hasta que sus ganas de acorralarlo entre su cuerpo y el futón en la noche desaparecieran de su cerebro. Quería apagar el interruptor del deseo.

Ahí estaba esa maldición que se negaba a exorcizar de su cuerpo. Era acaso esclavo de esa prisión que impedía que su corazón dejara de pedirle a su cerebro evocarlo.

- Satoru es mi mejor amigo - Se repitió otra vez, esta vez se sacó la camiseta para dejar a descubierto sus pectorales mientras se colgaba de la barra y hacía su sesión de dominadas. Su propio peso jalaba de él hacía la gravedad que lo mantenía a este mundo mientras la rabia contra sus emociones lo impulsan  una más.

Después de terminar su rutina, con el cuerpo empapado en el sudor del sobre esfuerzo se fue a la ducha, a que sus músculos sufrieran un poco ante un golpe de agua helada que se obligó a tomar para ver si todos esos deseos carnales le bajaban por el cuerpo. Odiaba sentir deseo a ese punto, odiaba no saber como calmarlo y se odiaba porque estaba cruzando una fina línea que podría destruir su amistad.

- No quiero perderlo por esto - Se auto regaño mientras salía de la ducha, moviendo el cuello hasta que una vertebra solitaria tronó alineandose en su lugar.


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