hice mio a gojo

 Quién hubiera dicho que una habitación podría encerrar a Satoru Gojo?... pero lo que realmente lo tenía atrapado entre futón y piel eran mis brazos. Haberlo traído aquí podríamos llamarle mitad suerte, mitad casualidad y una pizca de complicidad de que sabía lo que quería y querías que esto pasara. 

Quería comerte a besos maldito infinito de ojos color cielo, quiero besarte con esa pasión que da el hecho de querer hacerle saber hasta el más recóndito espacio de tu ser que eres mío, que nadie ocupara este lugar, porque sabes que aunque en un futuro podrías ser tu quien acabe conmigo, prefiero morir por ti que vivir cien vidas sin ti a mi lado.

El deseo de mis manos temblando pero sosteniendo firme cada palmo de piel que recorrían mientras escuchaba los susurros que dicen mi nombre entre espasmos arrítmicos de respiración, agitada, ansiosa, y cómo no, yo mismo podría llegar al clímax con solo besar el camino desde tu cuello hasta tu pelvis.

- Satoru....no calles tu voz - Era lo único coherente que podía pedir en estos momentos en los que quiero devorarte como la maldición que eres para estos sentimientos frenéticos que amenazan con no dejarme respirar si dejo de tocarte.

Paso mi lengua por la extensión de piel de tu cuerpo que hace que tiembles bajo mi tacto, desde la base a la punta degusto tu sabor y lo recuerdo irreversiblemente en mi memoria. Devorar tu sexo bajo el susurro de mi nombre de tus labios. Debería ser pecado y aunque me fuera al infierno lo haría mil veces.

Busco con mi mano el lugar donde nuestros cuerpos se unirán y sé que me dejarás, porque tus caderas parecieran suplicarlo, cuando te profano en vez de resistencia veo como tus ojos cambian a un color lujurioso que hace que una escalofrío pase por mi espalda mientras busco acomodar otro de mis dedos y preparar esa área que ahora mismo podría estar llamándome.

- Suguru...ya... - Fue toda la complicidad que nos dimos para iniciar nuestra unión que casi hace que te llene de mi en ese mismo instante, pero trate de aguantar, quería darte todo el placer posible con este cuerpo que quizás era indigno de tomarte. Busque con mis movimientos ese lugar, un punto suave y redondeado en tus vísceras que era el interruptor para poner tu mente en blanco.

El sonido del movimiento enajenado de mi pelvis sobre tu cuerpo llenaba la habitación mientras el tiempo se difuminaba y mi cuerpo se desprendía de cualquier cosa que pudiera ser racional. Hasta que al fin, no pude más y en conjunto contigo nos dejamos caer sobre ese futón que era nuestro silencioso cómplice en este asalto secreto donde nadie sabría que hice mío a Satoru Gojo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La verdadera historia del Hada de Los Dientes

Me he caído tantas veces que ahora caigo con estilo

Me hacías sentir muy tsundere...era divertido