Emilia



"Nadie quiso creer lo que sucedía y ahora estaba acá  estaba corriendo. Los gritos venían de abajo, pero las enfermeras seguían haciendo su trabajo sin si quiera musitarse del echo.

Yo seguía corriendo. Esto jamás se detendría y nadie quería creerme. Yo los veía maldición! Y justo cuando quise contarlo me encerraron en este lugar y ahora venían por mi. Aun sangraba el golpe que no había curado bien después de librarme de uno de los guardias. Sentía la presencia avanzando y avanzando.

Era una desesperación, ya no quedaba nada. Urge en mis bolsillos. Un bisturí era mi única arma. Lo pensé una y otra vez, una y otra vez...."

Para cuando el doctor Anderson encontró a Emilia era tarde y estaba desangrada. Nunca comprendió que tan grande era su sicosis, pero al parecer era demasiada. Ese día se quedo hasta tarde revisando el caso. Pero un dibujo de Emilia llamó su atención. Llevaba la fecha de hoy.

Un viento suave. Un grito ahogado. Un doctor muerto.

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